viernes, 28 de octubre de 2016

¿ES POSIBLE UN FINAL FELIZ PARA LOS AFGANOS REFUGIADOS?

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¿Es posible un final feliz para los afganos refugiados? A pesar de la dureza de la cuestión este asunto ha sido abordado en el reciente artículo de Vox. Para ello se ha puesto el ejemplo de Sharbat Gula, cuya fotografía (realizada por Steve McCurry ) apareció en la portada de la revista National Geographic cuando ella apenas tenia 13 años y donde sus ojos verde mar captaron la atención de todos los continentes.

Por si no recordáis la historia de la niña afgana os la recuerdo brevemente, Gula nació en Afganistán, y solo con 7 años de edad vio morir a sus padres en un bombardeo aéreo soviético, Guiados por su abuela, ella, su hermano mayor y otras tres hermanas huyeron a pie a Pakistán, durante una semana caminando entre montañas y terminaron en un campo de refugiados. Fue allí donde años más tardes Steve McCurry le tomaría la foto que dió la vuelta al mundo.

17 años más tarde fue a Pakistán en busca de Gula, finalmente la encontró cuando ella tenía 30 años, Gula estaba casada y tenía tres hijas. Steve McCurry quedó impresionado al volver a verla ya en sus ojos se reflejaba el cansancio de una vida sin paz. Pero tras entrevistarla, McCurry se sintió reconfortado de saber que aquella muchacha había sobrevivido y conseguido forjarse una vida.


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Pero parece que este final feliz es de poca duración, este miércoles las autoridades paquistaníes detuvieron a Gula, acusada de reclamar fraudulentamente a la ciudadanía pakistaní para obtener documentos de identidad nacionales para ella y dos hombres que decían ser sus hijos. Se enfrenta a 14 años de prisión si es declarada culpable.

La explicación a por qué Gula y su familia estaban presuntamente tratando de obtener ilegalmente documentos nacionales de identidad puede ser a que el gobierno paquistaní esta tratando de repatriar a los refugiados afganos, y esta sería la única opción para evitar ser enviados a un país dañado, desgarrado por la guerra envuelto en constante derramamiento de sangre. Por fortuna, el embajador dijo que la mujer afgana sería puesta en libertad, pero también informa que tendrá que regresar a Afganistán, aunque el presidente afgano ha prometido ponerle una casa ya hecha como regalo. Así que, después de todo, tal vez habrá un final feliz a la historia de Gula, pero ¿Qué pasará con los otros miles de refugiados? Desgraciadamente esta es una pregunta sin repuesta.

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