Todos los países han sido en su día pobres, pero la mayoría han logrado levantar cabeza, ¿Por qué hay otros que no? ¿Qué falla en los países más pobres del mundo? Esta es la idea de la que parte Paul Collier en su libro El club de la miseria, título original The Bottom Billion, publicado en marzo de 2008.
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Paul Collier dirige el Centro de Estudios de Economías Africanas en la universidad de Oxford. Anes fue directivo del Banco Mundial y asesor del gobierno británico. Como investigador ha dirigido trabajos sobre las causas y prevención de las guerras civiles y sobre la democracia en los países pobres. Tras el resonante éxito del primer libro, ha publicado Guerra en el club de la miseria.
Para explicar la situación de estos países, Collier estudia los problemas políticos y económicos de los países más pobres, que son 50 estados fallidos, la mayoría situados en África, que están estancados o en declive. En su libro, identifica las cuatro trampas que atrapan a esos países en la pobreza, luego explica las dificultades de estos países para incorporarse al desarrollo, debidas al estado que atraviesa actualmente el proceso de globalización, también se plantean los instrumentos necesarios para acabar con dichas trampas y por último se establece un posible plan de acción, basado en una mezcla de ayuda directa y apoyo externo para el cambio interno, para erradicar dicho problema.
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El autor nos propone un cambio de perspectiva en nuestra consideración de la pobreza mundial, y responde a la cuestión de: ¿Qué pueden hacer los países ricos para ayudar a erradicar la pobreza? Según Collier, La opinión pública de los países ricos, debe presionar a sus gobernantes para que se comprometan de verdad con el objetivo, es decir, cuando los ciudadanos aporten masa crítica, los políticos prestarán atención.
Por lo que El club de la miseria es un esfuerzo por construir esa masa crítica, un llamamiento a la acción no solo de los gobiernos sino del ciudadano de a pie, el poder para que estos cambios se produzcan están en manos de G-8 (más información en el diccionario económico expansión)
Para afrontar este “reto” Paul Collier nos propone hacer una combinación de corazón y cabeza. El corazón a través de la compasión, ya que el hecho de que haya personas que viven en las condiciones antes mencionadas, es una tragedia humana, y como tal sentimos la moralidad de ayudarlas. Y la cabeza por el interés propio inteligente, ya que si esta situación de divergencia perdura 40 años más las futuras generaciones se verán sometidas a un auténtico caos. Por tanto, necesitamos compasión para comenzar y el interés propio inteligente para ponernos serios, esta es la combinación que cambiará el mundo. Pero, ¿Qué significa ponerse serios? En primer lugar es necesario que tanto la derecha como la izquierda cambien de actitud.
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La derecha también tiene que cambiar, tiene que dejar de pensar que la ayuda agrava el problema. En la actualidad el libro de cabecera de la derecha es La carga del hombre blanco de William Easterly, tampoco Collier se muestra plenamente de acuerdo con este autor, ya que para él, Easterly exagera las desventajas de la ayuda y niega la posibilidad de otras medidas, por lo que la derecha deberá entender que el problema de los países más míseros no se corrige sólo con el crecimiento global, como pasa con la pobreza en términos globales, y que si este problema se desatiende ahora, nuestros hijos vivirán en un mundo de seguridad infernal.
Como he mencionado al principio del post, con El club de la miseria Paul Collier pretende provocar en los lectores un cambio de perspectiva en nuestra visión de la pobreza creando esa masa crítica. Para ello, intenta convencernos de tres ideas:
La primera, que el problema al que nos enfrentamos actualmente no es a los cinco mil millones de hace cuarenta años, si no que son mi millones, por lo que a la hora de abordar el problema debemos de cambiar los métodos empleados.
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La segunda, que en el interior de las sociedades del club de la miseria se libra una intensa batalla entre los individuos valientes que intentan cambiar la situación y los poderosos grupos que se les oponen, es decir, debemos de borrar la imagen de país reposado e insignificante y verlos como una batalla de grupos moralmente opuestos.
Por tanto, la lucha por el futuro del club de la miseria no es un enfrentamiento entre un mundo rico, pero malvado, y un mundo pobre, pero noble. Es la batalla que tiene lugar dentro de las sociedades del club de la miseria.
Y por último, la tercera es que no tenemos que ser meros espectadores, nuestro apoyo a las fuerzas del cambio puede ser decisivo. Aunque para esto no es suficiente sólo con adoptar un enfoque más inteligente en relación a la ayuda, si no que tenemos que utilizar nuevos instrumentos (políticas comerciales, estrategias de seguridad, cambios en nuestras leyes y nuevas normativas internacionales) para conseguir el desarrollo de estos países.
Esta última idea la desarrolló en una conferencia en 2008(conferencia completa aquí), donde hizo un paralelismo entre la situación actual, y la vivida a finales de los años cuarenta, siendo la región pobre Europa y la rica América, quien dando una vuelta a todas sus políticas consiguió introducir a Europa al desarrollo. Con esto daba cierto optimismo a la situación actual, y finalizaba la conferencia con la siguiente frase: “Si estáis de acuerdo con esta opinión, y si estáis de acuerdo con que necesitamos una masa crítica de ciudadanos informados, os daréis cuenta de que os necesito. Por favor, convertíos en embajadores”.